agosto 12, 2007

Viajar

Me oigo
Fatigado

Un eterno lamento
Yo me oigo
¿Me escuchas?
Y en la pregunta un eco casi sórdido

Hay una musiquilla clásica en mi cabeza
Una melodía frenética y poco sinfónica
Tres cuerpos se mueven a su compás

Los tejidos
Me tuercen en quimeras

Ayer vivimos días de invierno
En que nos abrigábamos
En el sol
Me separo
Bajo aquí en la nieve
Empiezo a sufrir de frío
Y no sé en que paradero estoy
No se en que piedra voy a reventar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sii varias veces he escuchado esa melodia.
otras veces me confunden las voces
pq no son voces las ke escucho

sino mas bien son
tangos y una desoladora voz de una mujer

una mujer perdida en el humo de sus pensamientos.

otra veces de bocas escucho solo ruido metalico.

y cuando se da cuenta
pafff..

estas ahi retorcido con la mente
nublada
respirando frio.

Perhan Fidgi dijo...

A veces amiga, una simple palabra nos desnuda en el abismo insondante, de solares silenciosos.
No se hasta donde llega,
pero la desnudez,
alumbra nuestros umbrales ya sean negros o de colores: hoy entre las ropas de un duelo sinfonico, vi alzandose una mariposa destellante.
A veces son años de un nado sincronizado entre asociaciones sin alma ni significado, una poesía amanece y los huesos se revisten de libelulas azucaradas.
Detras de tanto dolor,
que nos viaja,
una sonrisa eterna se nos hace poesía.
Detras de tanta locura,
señalada y apuntada, nace la santidad de las vibraciones.
Eres amada.