agosto 12, 2007

Yo, 3ª persona

Los fantasmas infatigables
Corrían tras su huella
Huyendo como siempre de sus cuerpos vacíos
De sus ojos
De cualquier imagen en el espejo.

Se avecinan días de invierno
Santas cosechas de lluvias
Vientos
Nubes
Y uno que otro chubasco
Los más hermosos momentos
Llevados a la puerta de un santuario Infatilezco
Rosarios que guardan prostíbulos de niños desesperados
Cuan perros han sido todos los transeúntes
Para labrar tan insensato recuento
Niños sin expresión
Ojos sin brillo.

Las colinas se tiñen frecuentemente de lo que no veremos
Todo aquello que fuimos desechando
Fijando imágenes de otros que eran fantasmas
(Todos los recuerdos son apariciones que apolillan el alma)
No volveremos a esos lugares
No teñiremos más cuerpos con alegres colores
Somos tan lúgubres que tampoco lo lograríamos

Correr satisface nuestro momento heroico
No fuimos nosotros
Nunca quisimos mirar
Del otro lado de la voz no hay más que vacío
Y adentro un corazón latiendo piñas en bares
No somos bestias sino espectros
Ruinas
Construcciones edificadas sin planos
No hay más ingeniero en todo esto que uno mismo
Pero ciegos, solo somos razón
Somos la peor raza animal

Héroes rapiñando heridas de otros
Para clavar más fuerte nuestro paso en la huida
Somos una amenaza
Una polilla fatigada de días buenos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la razon me mata

sentidos abiertos
pureza del ser

........

Perhan Fidgi dijo...

A tu amigo la razón lo mata,
y yo quiero matar a la razón,
hay tantas revoluciones en el mundo
y sólo cien se saben,
en el increible mapa
de pulsos y latidos.
Santa teresa de calcuta, dice los mejores profesores son los niños,
claro pues ellos nos ayudan a descubrirnos a nosotros mismos sin espejos.